martes, 17 de diciembre de 2013

La Pobreza de las Naciones

En el libro The Poverty of Nations [La Pobreza de las Naciones], Wayne Grudem y Barry Asmus hablan de las fuerzas macroeconómicas y política nacional e internacional que contribuyen a la pobreza de países enteros. Su enfoque no es el individuo, sino el país y el cambio internacional. El libro trata de muchos temas grande y complejos, pero es muy interesante para los que están interesados en el mundo alrededor.

En su capítulo acerca de soluciones políticas a la pobreza internacional, los autores hablan acerca de un movimiento popular en los países occidentales como los Estados Unidos y la Unión Europea que hace daño a los pobres: “free trade coffee” o “café del libre cambio.”

Según sus aficionados, el café del libre cambio ayuda a los pobres porque negocios y sus clientes pagan más que el precio del mercado mundial para el café si los agricultores pagan más a sus trabajadores y les dan mejores beneficios que los librarán de la pobreza.

El problema, dicen Grudem y Asmus, es que el precio bajo de mercado mundial no es determinado por unas compañías internacionales o unos países poderosos, sino por las leyes de oferta y demanda. Lo más café que hay en el mundo, lo más bajo será el precio, y lo más bajo el precio, lo menos ganan los agricultores y sus trabajadores. Sólo dos cosas pueden elevar el precio de café y, como consecuencia, el pago de los trabajadores: un aumento de demanda o una reducción de oferta. El precio de café aumentado artificialmente por el “café del libre cambio” resulta en más producción (oferta), y menos demanda. Para competir, los que no son parte del “café del libre cambio” (98%) tienen que bajar sus precios, algo que resulta en aun más pobreza para los trabajadores.

Lo que se necesita no es más café con más altos precios, sino menos café y más diversificación de cosechas. Esto sí aumentará precios, pero de una forma natural. También ayudará a las naciones que producen café a mejorar su economía al no depender tanto de un producto.

Aunque este es un ejemplo específico, el libro habla de mucho más, incluso la ayuda externa, préstamos, y el libre comercio entre naciones, y todo lo que dicen fluye de sus convicciones bíblicas. El evangelio sí afecta y penetra cada área de nuestras vidas, hasta el comercio internacional.

martes, 19 de noviembre de 2013

Día de Acción de Gracias y los Indígenas de las Américas

En los Estados Unidos se acerca el Día de Acción de Gracias. Aquí celebramos las bendiciones que Dios nos ha traído alrededor de una mesa llena de comida con nuestros familiares más cercanos a nuestro lado. Aunque se celebraron muchos días de acción de gracias en las Américas, el día festivo de los Estados Unidos tiene como base tradicional una celebración de los peregrinos ingleses junto con los indígenas del noreste de los EE.UU. Historiadores saben que si no fuera por la buena voluntad de los indígenas, los peregrinos hubieran muerto ese primer invierno en la colonia de Massachusetts. Los indígenas demostraron las virtudes de amor, gracia, y bondad que los peregrinos cristianos profesaban. Aunque los indígenas y los peregrinos tenían una buena relación en ese tiempo, pocos años después las enfermedades europeas, malentendidos mutuales, y la llegada de más colonos ingleses resultaron en el exterminio de la mayoría de los indígenas a través de la guerra y enfermedad.

El aprieto de los indígenas en los años venideros ha sido ignorado por cientos de años y mucha gente hoy en día quiere cambiar el día festivo, el Día de Acción de Gracias, en día de luto para los indígenas. Yo, por mi parte, recuerdo el primer Día de Acción de Gracias como un ejemplo de lo que pudiera haber sido—amistad mutua entre dos pueblos diferentes. Como cristiano, sé que el aprieto de los indígenas es aún más grande porque la gran mayoría de ellos no conocieron el evangelio y las acciones de los colonos ingleses han resultado en desconfianza del mensaje de la Biblia que esos primeros peregrinos creían. La gran pérdida de almas es la tragedia más grande de esta historia.

En 1599, décadas antes del primer viaje de los peregrinos, la segunda edición de Dos Tratados fue publicado en Londres. En un pasaje triste, Cipriano de Valera, un español desplazado de su país, consideró las consecuencias espirituales de la conquista de Latinoamérica en las almas de sus paisanos.
El descubrimiento de las Indias podrá ser, si bien se considera, que haya hecho más mal que bien a las almas de los españoles que allá pasaron. El Obispo [Bartolomé de las] Casas, que fue testigo de vista y español natural, escribió un libro de las crueldades que los españoles hacían a los pobres indios. Hubiera placido a Dios que los que han allá pasado hubieran tenido más celo de enseñar y aumentar la santa fe católica contenida en la sagrada escritura que no de enriquecerse a sí mismos, y, para enriquecerse, matar y robar a diestro y a siniestro (como dicen) aquella simple gente que tenían ánimas racionales como nosotros y por quien Jesucristo murió. Decían los indios (como Agustín de Zárate lo cuenta en su historia del Perú): quejándose que los españoles les quitaban sus ídolos y les daban los ídolos, o imágenes, de España (las cruces y Vírgenes Marías, etc.) que adoraren. Decían que los españoles les quitaban las muchas mujeres, [es decir, la poligamia], diciéndoles que la ley de Jesucristo no permitía sino una sola mujer y que ellos se las tomaban para sí. Que les enseñaran a adorar a Dios en Espíritu y en verdad como él dice que quiere ser adorado. De ídolos, o imágenes, ni por pensamiento se les había de hacer mención, pues que Dios las prohíbe en el segundo mandamiento de su santa Ley, y principalmente siendo los indios tan dados a la idolatría. Si la ley de Jesucristo no permite más que una mujer conforme a la primera institución del matrimonio, ¿por qué nuestros españoles tenían muchas prostitutas y mancebas? ¿Qué manera de enseñar era esta? Si el ciego guía al ciego, ambos caen en el hoyo. Lo cual ha acontecido a nuestros españoles y a sus indios. Que Dios les envíe mejores enseñadores.
(Dos Tratados. 2ª Edición. 1599. pág. 196-197, ligeramente actualizado) 
Debemos recordar que los colonos—españoles, ingleses o de cualquier otro país—tal como los indígenas sufrieron malos efectos espirituales de su participación en la destrucción de los nativos de América.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Consejo para Nuevos Creyentes

Cuando una persona cree el evangelio y se convierte en cristiano, hay una cosa que uso para predecir si van a crecer en su fe o estancarse: la lectura bíblica. Si un nuevo creyente se compromete a leer la Biblia diariamente, habrá cambios en él casi inmediatamente. Si se contenta con ir a la iglesia de vez en cuando y sólo abre su Biblia durante el sermón, va a estancarse y quizás retirarse de la comunión de los santos. Esto ocurre primero con los estudios bíblicos—deja de asistir, y luego deja de asistir a la iglesia cuando se reúne cada semana.

Alguien lo ha comparado a una brasa que se saca del fuego. Al principio es muy caliente y parece que puede sobrevivir a solas, pero pronto se demuestra que no es así. Se enfría y pierde su habilidad de calentar a su alrededor. Los que leen sus Biblias tienen ganas de entender mejor lo que han leído. Por eso asisten a un estudio bíblico y los servicios semanales para aprender de sus hermanos en la fe y animarse los unos a los otros.

Si eres recién convertido te animo a leer tu Biblia. Algunos libros son más fáciles de entender que otros, así que te animo a leer los cuatro Evangelios, Hechos, y 1 Juan. Estos libros son más claros que otros libros. De ahí puedes leer lo que tú quieres (Salmos y Proverbios son también más fáciles que otros), pero recomiendo que lo haces con la ayuda de otro creyente de tu iglesia que te puede guiar. Hay muchos sitios en el internet que te pueden bendecir o causar tropezar. Un creyente en tu iglesia te será de más provecho que un sitio desconocido del internet.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cuando Alguien se Convierte en Cristiano

Estas cosas pueden parecer ridículas a otros, aun tan ridículas como eran en sí, pero para mí eran pensamientos muy atormentados…
John Bunyan
 
Muchos protestantes huyeron a Inglaterra durante la reforma protestante para escapar la persecución. Hasta Cipriano de Valera, el primer editor de la Biblia Reina-Valera (1602) emigró a ese país cuando Isabel I asumió el trono porque se toleraban los protestantes.

Isabel y los reyes que vinieron después de ella querían que la iglesia se mantuviera baja la autoridad del rey de Inglaterra, y durante los 1600s grupos que no se conformaron a la Iglesia de Inglaterra fueron perseguidos. John Bunyan era pastor bautista y fue encarcelado muchas veces y por muchos años por predicar sin autorización eclesiástica. Durante uno de sus encarcelamientos escribió su autobiografía, Gracia Abundante para el Mayor de Pecadores.

En este libro Bunyan contó de cómo llegó a ser creyente y las luchas internas que tenía en cuanto a su pecado. Creía que había pecado en contra de Jesús y que no le quedaba sacrificio adecuado. Comentó «Estas cosas pueden parecer ridículas a otros, aun tan ridículas como eran en sí, pero para mí eran pensamientos muy atormentados…»

Creo que su experiencia es muy similar a la de todos los que confían en Jesús. Al recordar las razones que teníamos cuando no queríamos aceptar el evangelio, nos damos cuenta de cuan ridículas eran, pero también de cuan reales eran para nosotros. Cada persona que no ha aceptado el evangelio tiene alguna razón por no creer en Jesús. Quizás creen que no pueden ser perdonados. Quizás temen las opiniones de otros. Quizás quieren seguir practicando cierto pecado. Al fin y al cabo, los que creen encuentran en Jesús algo más dulce que cualquier otra cosa que el mundo ofrece.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Juego de Tronos: En Tiempo de los Jueces

Al principio de 1 Samuel se encuentra el pueblo de Israel desorganizado y dividido. Aunque deberían de estar unidas en su pacto con Yahvé, las doce tribus estaban metidas en la idolatría y divididas políticamente. Los filisteos y otras naciones los oprimían. Dios había levantado a jueces para unificar al país y liberarlo de sus enemigos, pero Israel quedaba sin juez.

Poco antes la tribu de Benjamín casi fue erradicada por las otras tribus porque rehusaron entregar a unos violadores y asesinos para enfrentar a la justicia. En esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus ojos.

Entonces vemos a una mujer que se llama Ana. La infertilidad, una consecuencia del juicio de Dios sobre su pueblo y una marca de vergüenza, había tocado a ella. Su marido, Elcaná, tomó a Penina como segunda esposa para que ella le dé hijos. Penina estaba celosa por el cariño que Elcaná mostró a Ana, se burlaba de Ana y de su esterilidad. Frente al dolor y la vergüenza  que siempre la acompañaba, Ana casi no lo podía soportar.

El tabernáculo del Señor, el lugar escogido para adorar a Dios, se encontraba en Siló. La familia de Elcaná iba allí una vez al año para rendirle culto conforme a la Ley de Moisés. Una vez allí, la vergüenza de su condición y las burlas de Penina dejan a Ana abrumada. Lágrimas amargas mojan sus mejillas cuando ora a Dios, pidiéndole que se acuerde de ella y le conceda un hijo varón para quitar su vergüenza. Ella promete darle a Dios este niño para su servicio como nazareno. Quizás está pensando en la historia del último juez de Israel, Sansón (Jueces 13). Este nació a una mujer estéril como promesa de Dios y vivió toda su vida como nazareno, aunque aún él capituló a las prácticas inmorales de esa época.

El sumo sacerdote, Elí, vio a Ana mientras ella estaba orando y pensó que estaba borracha por su conducta, pero al saber de su situación, la bendijo y dijo, «Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.»

Ella se sintió mejor después de este episodio y regresó con su familia a Ramá. Poco tiempo después se encontró embarazada. Dio a luz a un hijo varón, tal como ella había pedido al Señor, así que lo llamó Samuel, que significa “Pedido del Señor.” Dios la había quitado la vergüenza de su condición.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

David: Juego de Tronos

Cada vez que leo acerca de la vida del Rey David, me pregunto por qué su vida no se ha trasladado a la gran pantalla o una serie de televisión. Hay bastantes intrigas políticas, mala conducta sexual, y violencia desenfrenado para satisfacer las curiosidades malsanas de los mismos clientes de HBO que vean Game of Thrones [Juego de Tronos]. (No veo el programa, pero mis compañeros del trabajo sí.)

Aunque el árbol genealógico de Saúl estaba bien entretejido con los oficios gubernamentales de su reino, el de David era así aún más. Su sobrino, Joab, encabezaba el ejército. Los hermanos de Joab formaban parte de los Valientes de David, un grupo de soldados élites. Otro sobrino, Jonadab, planificó con Amnón, hijo de David, la violación de Tamar, la hija de David. Otro sobrino, Amasa, encabezó las fuerzas militares de Absalón, hijo de David, en golpe de estado. Cuando David le ofreció el puesto de Joab, Joab mató a Amasa. No es difícil llegar a la conclusión de que David no le podía castigar por su ser pariente de él.

Betsabé, quien entra en la historia al adulterar con David, era hija de uno de los Valientes de David y nieta de Ajitofel, uno de los consejeros más confiados de David. Ajitofel apoyó a Absalón, pero se suicidó cuando se dio cuenta de que la rebelión iba a fallar.

Escándalo e intrigas. Un recordatorio del gran alcance de los efectos de nuestros pecados.

martes, 5 de noviembre de 2013

Sin Haber Estudiado

Juan 7:12-15 Entre la multitud corrían muchos rumores acerca de él. Unos decían: «Es una buena persona.» Otros alegaban: «No, lo que pasa es que engaña a la gente.» 13 Sin embargo, por temor a los judíos nadie hablaba de él abiertamente. 14 Jesús esperó hasta la mitad de la fiesta para subir al templo y comenzar a enseñar. 15 Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó éste tantos conocimientos sin haber estudiado?»

¿Alguna vez te has dado cuenta de que Jesús no estudió bajo rabí (maestro judío) según la costumbre establecida en su día? Pablo, escritor de la mayoría del Nuevo Testamento, estudiaba las escrituras bajo el rabí más famoso en Jerusalén, Gamaliel. Cuando se convirtió en cristiano e intentó explicar el evangelio a Festo, este le acusó de haberse vuelto loco: “El mucho estudio te ha hecho perder la cabeza” (Hechos 26:24). Si haya una persona en la Biblia que entendía las escrituras, era Pablo.

¿Pero Jesús? A pesar de que él podía leer (Lucas 4:16-21) y escribir (Juan 8:6-8), no había estudiado bajo ningún rabí. Nadie le contrataría para ser maestro en la sinagoga con un currículum tan vacío. Por eso es bien importante lo que nuestro pasaje dice en versículo quince: “Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó éste tantos conocimientos sin haber estudiado?»”

Si sigues leyendo el pasaje, encontrarás que el autor no nos da una respuesta a esta pregunta. Yo puedo imaginar cuatro posibilidades:
  1. Jesús había estudiado bajo un rabí, pero la gente no lo sabía.
  2. Jesús no tenía que estudiar porque, como Dios el Hijo, ya sabía todo.
  3. Jesús había estudiado las escrituras por sí mismo.
  4. El Padre se le había revelado milagrosamente.
La primera posibilidad no es muy probable. Ninguno de los cuatro Evangelios dice que Jesús estudió bajo un rabí, y no he oído de ninguna fuente contemporánea que sugiere esto.

La segunda posibilidad también tiene problemas. Aunque confesamos que Jesús es cien por ciento Dios, los Evangelios frecuentemente dicen que Jesús obró a través del Espíritu Santo. Cuando era  niño, “siguió creciendo en sabiduría y estatura” (Lucas 2:52), y cuando creció no sabía cuándo el fin iba a ocurrir (Mateo 24:36). Jesús, aunque era Dios, vivió como hombre para morir en nuestro lugar (Filipenses 2:6-8). No es muy probable que utilizó su divinidad para entender las escrituras.

Yo creo que la tercera y la cuarta hacen juego juntos. Jesús sabía manejar el libro de Isaías (Lucas 4:17). Estaba bien familiar en sus manos porque lo leía y estudiaba. Es muy fácil encontrar muchos lugares en los Evangelios donde Jesús recita la escritura de memoria. Nadie memoriza la escritura sin leerla y oírla frecuentemente. Y en ese entonces, no era inusual encontrar a alguien que había memorizado todo el Antiguo Testamento, o en tiempos después de Cristo, ¡el Nuevo Testamento también!

Al otro lado, fue Dios quien le reveló esto a través del Espíritu Santo. Jesús también dice en muchos lugares que está diciendo lo que el Padre le había llamado a decir (Juan 8:28).

Si esto es verdad, entonces ¿qué tiene que ver conmigo? En primer lugar, debemos reconocer que Jesús es Dios. Tanto sus obras como sus enseñanzas muestran que no era mero profeta o maestro bueno, sino Dios en carne.

Segundo, debemos reconocer que Dios no es limitado por nuestra falta de educación. Conozco a algunos hombres que ni siquiera terminaron la escuela secundaria y que se convirtieron en lectores para Cristo. Ahora saben mucho por el acto simple de leer las escrituras diariamente. También conozco a otras personas más “educadas” que profesan ser creyentes pero su relación con la Biblia se encuentra solo cuando asisten a la iglesia.

Dios revela la verdad a sus seguidores cuando le buscan a través de su palabra. No quiere decir que no vamos a errar, o que la educación sea infructífera (estudio para una licencia en un seminario bíblico), sino que Dios es quien nos recompensa el estudio bíblico con sabiduría bíblica.

No debemos preocuparnos por nuestra educación o falta de la misma cuando estamos buscando a Dios en su palabra. Él tiene toda la educación que necesitamos.