Juan 7:12-15 Entre la multitud corrían muchos rumores acerca de él. Unos decían: «Es una buena persona.» Otros alegaban: «No, lo que pasa es que engaña a la gente.» 13 Sin embargo, por temor a los judíos nadie hablaba de él abiertamente. 14 Jesús esperó hasta la mitad de la fiesta para subir al templo y comenzar a enseñar. 15 Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó éste tantos conocimientos sin haber estudiado?»
¿Alguna vez te has dado cuenta de que Jesús no estudió bajo rabí (maestro judío) según la costumbre establecida en su día? Pablo, escritor de la mayoría del Nuevo Testamento, estudiaba las escrituras bajo el rabí más famoso en Jerusalén, Gamaliel. Cuando se convirtió en cristiano e intentó explicar el evangelio a Festo, este le acusó de haberse vuelto loco: “El mucho estudio te ha hecho perder la cabeza” (Hechos 26:24). Si haya una persona en la Biblia que entendía las escrituras, era Pablo.
¿Pero Jesús? A pesar de que él podía leer (Lucas 4:16-21) y escribir (Juan 8:6-8), no había estudiado bajo ningún rabí. Nadie le contrataría para ser maestro en la sinagoga con un currículum tan vacío. Por eso es bien importante lo que nuestro pasaje dice en versículo quince: “Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó éste tantos conocimientos sin haber estudiado?»”
Si sigues leyendo el pasaje, encontrarás que el autor no nos da una respuesta a esta pregunta. Yo puedo imaginar cuatro posibilidades:
- Jesús había estudiado bajo un rabí, pero la gente no lo sabía.
- Jesús no tenía que estudiar porque, como Dios el Hijo, ya sabía todo.
- Jesús había estudiado las escrituras por sí mismo.
- El Padre se le había revelado milagrosamente.
La primera posibilidad no es muy probable. Ninguno de los cuatro Evangelios dice que Jesús estudió bajo un rabí, y no he oído de ninguna fuente contemporánea que sugiere esto.
La segunda posibilidad también tiene problemas. Aunque confesamos que Jesús es cien por ciento Dios, los Evangelios frecuentemente dicen que Jesús obró a través del Espíritu Santo. Cuando era niño, “siguió creciendo en sabiduría y estatura” (Lucas 2:52), y cuando creció no sabía cuándo el fin iba a ocurrir (Mateo 24:36). Jesús, aunque era Dios, vivió como hombre para morir en nuestro lugar (Filipenses 2:6-8). No es muy probable que utilizó su divinidad para entender las escrituras.
Yo creo que la tercera y la cuarta hacen juego juntos. Jesús sabía manejar el libro de Isaías (Lucas 4:17). Estaba bien familiar en sus manos porque lo leía y estudiaba. Es muy fácil encontrar muchos lugares en los Evangelios donde Jesús recita la escritura de memoria. Nadie memoriza la escritura sin leerla y oírla frecuentemente. Y en ese entonces, no era inusual encontrar a alguien que había memorizado todo el Antiguo Testamento, o en tiempos después de Cristo, ¡el Nuevo Testamento también!
Al otro lado, fue Dios quien le reveló esto a través del Espíritu Santo. Jesús también dice en muchos lugares que está diciendo lo que el Padre le había llamado a decir (Juan 8:28).
Si esto es verdad, entonces ¿qué tiene que ver conmigo? En primer lugar, debemos reconocer que Jesús es Dios. Tanto sus obras como sus enseñanzas muestran que no era mero profeta o maestro bueno, sino Dios en carne.
Segundo, debemos reconocer que Dios no es limitado por nuestra falta de educación. Conozco a algunos hombres que ni siquiera terminaron la escuela secundaria y que se convirtieron en lectores para Cristo. Ahora saben mucho por el acto simple de leer las escrituras diariamente. También conozco a otras personas más “educadas” que profesan ser creyentes pero su relación con la Biblia se encuentra solo cuando asisten a la iglesia.
Dios revela la verdad a sus seguidores cuando le buscan a través de su palabra. No quiere decir que no vamos a errar, o que la educación sea infructífera (estudio para una licencia en un seminario bíblico), sino que Dios es quien nos recompensa el estudio bíblico con sabiduría bíblica.
No debemos preocuparnos por nuestra educación o falta de la misma cuando estamos buscando a Dios en su palabra. Él tiene toda la educación que necesitamos.
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