Estas cosas pueden parecer ridículas a otros, aun tan ridículas como eran en sí, pero para mí eran pensamientos muy atormentados…John Bunyan
Muchos protestantes huyeron a Inglaterra durante la reforma protestante para escapar la persecución. Hasta Cipriano de Valera, el primer editor de la Biblia Reina-Valera (1602) emigró a ese país cuando Isabel I asumió el trono porque se toleraban los protestantes.
Isabel y los reyes que vinieron después de ella querían que la iglesia se mantuviera baja la autoridad del rey de Inglaterra, y durante los 1600s grupos que no se conformaron a la Iglesia de Inglaterra fueron perseguidos. John Bunyan era pastor bautista y fue encarcelado muchas veces y por muchos años por predicar sin autorización eclesiástica. Durante uno de sus encarcelamientos escribió su autobiografía, Gracia Abundante para el Mayor de Pecadores.
En este libro Bunyan contó de cómo llegó a ser creyente y las luchas internas que tenía en cuanto a su pecado. Creía que había pecado en contra de Jesús y que no le quedaba sacrificio adecuado. Comentó «Estas cosas pueden parecer ridículas a otros, aun tan ridículas como eran en sí, pero para mí eran pensamientos muy atormentados…»
Creo que su experiencia es muy similar a la de todos los que confían en Jesús. Al recordar las razones que teníamos cuando no queríamos aceptar el evangelio, nos damos cuenta de cuan ridículas eran, pero también de cuan reales eran para nosotros. Cada persona que no ha aceptado el evangelio tiene alguna razón por no creer en Jesús. Quizás creen que no pueden ser perdonados. Quizás temen las opiniones de otros. Quizás quieren seguir practicando cierto pecado. Al fin y al cabo, los que creen encuentran en Jesús algo más dulce que cualquier otra cosa que el mundo ofrece.
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