martes, 19 de noviembre de 2013

Día de Acción de Gracias y los Indígenas de las Américas

En los Estados Unidos se acerca el Día de Acción de Gracias. Aquí celebramos las bendiciones que Dios nos ha traído alrededor de una mesa llena de comida con nuestros familiares más cercanos a nuestro lado. Aunque se celebraron muchos días de acción de gracias en las Américas, el día festivo de los Estados Unidos tiene como base tradicional una celebración de los peregrinos ingleses junto con los indígenas del noreste de los EE.UU. Historiadores saben que si no fuera por la buena voluntad de los indígenas, los peregrinos hubieran muerto ese primer invierno en la colonia de Massachusetts. Los indígenas demostraron las virtudes de amor, gracia, y bondad que los peregrinos cristianos profesaban. Aunque los indígenas y los peregrinos tenían una buena relación en ese tiempo, pocos años después las enfermedades europeas, malentendidos mutuales, y la llegada de más colonos ingleses resultaron en el exterminio de la mayoría de los indígenas a través de la guerra y enfermedad.

El aprieto de los indígenas en los años venideros ha sido ignorado por cientos de años y mucha gente hoy en día quiere cambiar el día festivo, el Día de Acción de Gracias, en día de luto para los indígenas. Yo, por mi parte, recuerdo el primer Día de Acción de Gracias como un ejemplo de lo que pudiera haber sido—amistad mutua entre dos pueblos diferentes. Como cristiano, sé que el aprieto de los indígenas es aún más grande porque la gran mayoría de ellos no conocieron el evangelio y las acciones de los colonos ingleses han resultado en desconfianza del mensaje de la Biblia que esos primeros peregrinos creían. La gran pérdida de almas es la tragedia más grande de esta historia.

En 1599, décadas antes del primer viaje de los peregrinos, la segunda edición de Dos Tratados fue publicado en Londres. En un pasaje triste, Cipriano de Valera, un español desplazado de su país, consideró las consecuencias espirituales de la conquista de Latinoamérica en las almas de sus paisanos.
El descubrimiento de las Indias podrá ser, si bien se considera, que haya hecho más mal que bien a las almas de los españoles que allá pasaron. El Obispo [Bartolomé de las] Casas, que fue testigo de vista y español natural, escribió un libro de las crueldades que los españoles hacían a los pobres indios. Hubiera placido a Dios que los que han allá pasado hubieran tenido más celo de enseñar y aumentar la santa fe católica contenida en la sagrada escritura que no de enriquecerse a sí mismos, y, para enriquecerse, matar y robar a diestro y a siniestro (como dicen) aquella simple gente que tenían ánimas racionales como nosotros y por quien Jesucristo murió. Decían los indios (como Agustín de Zárate lo cuenta en su historia del Perú): quejándose que los españoles les quitaban sus ídolos y les daban los ídolos, o imágenes, de España (las cruces y Vírgenes Marías, etc.) que adoraren. Decían que los españoles les quitaban las muchas mujeres, [es decir, la poligamia], diciéndoles que la ley de Jesucristo no permitía sino una sola mujer y que ellos se las tomaban para sí. Que les enseñaran a adorar a Dios en Espíritu y en verdad como él dice que quiere ser adorado. De ídolos, o imágenes, ni por pensamiento se les había de hacer mención, pues que Dios las prohíbe en el segundo mandamiento de su santa Ley, y principalmente siendo los indios tan dados a la idolatría. Si la ley de Jesucristo no permite más que una mujer conforme a la primera institución del matrimonio, ¿por qué nuestros españoles tenían muchas prostitutas y mancebas? ¿Qué manera de enseñar era esta? Si el ciego guía al ciego, ambos caen en el hoyo. Lo cual ha acontecido a nuestros españoles y a sus indios. Que Dios les envíe mejores enseñadores.
(Dos Tratados. 2ª Edición. 1599. pág. 196-197, ligeramente actualizado) 
Debemos recordar que los colonos—españoles, ingleses o de cualquier otro país—tal como los indígenas sufrieron malos efectos espirituales de su participación en la destrucción de los nativos de América.

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