miércoles, 24 de abril de 2013

El Atentado de Boston, Celulares, y lo que Dios ve


Nada de lo que Dios creó puede esconderse de él, sino que todas las cosas quedan al desnudo y descubiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que rendir cuentas.
Hebreos 4:13, RVC
Creo que los eventos de Boston, Massachusetts, nos recuerdan de la verdad de que Dios todo lo ve. La policía y el FBI identificaron muy rápidamente a dos hombres que creían que eran responsables por las dos bombas. Esto fue gracias a todas las fotos y grabaciones de celulares y cámaras en la calle donde las bombas explotaron. En un par de días todo el país sabía sus nombres, su descendencia, y muchos detalles de sus vidas desde su nacimiento hasta las cosas que hicieron en la preparatoria y la universidad. Todo fue al descubierto.

Cuando estos hombres se dieron cuenta de que no podían ocultarse, mataron a una guardia de MIT, secuestraron a un hombre y le robaron su carro. Dentro de 24 horas uno fue matado y el otro capturado después de sufrir injurias en un enfrentamiento con la policía.

Quizás estos dos hombres pensaban que podían evitar ser reconocidos entre todas las personas que estaban allí ese día. Si fue así, se equivocaron grandemente porque uno está muerto y el otro tendrá que enfrentarse al sistema de justicia americano. Y los dos tendrán que rendir cuentas ante Dios.

Yo sé que en lo personal es muy fácil olvidar que Dios me ve. Por cada uno de mis pecados y decisiones yo tendré que rendirle cuentas. No puedo evitar sus “cámaras” que me rodean y graban muchísimo más que las de la gente de Boston. Esta verdad nos debe de causar detenernos y considerar nuestras acciones, actitudes, y motivaciones. Dios me ve. ¿Estoy viviendo conforme a su voluntad, o es que sólo pienso en mi a la exclusión de Él y sus deseos para mi vida?

martes, 16 de abril de 2013

Un Mapa de la Biblia: Cómo Conseguir una Visión General de la Biblia


Hace unos días leí un artículo de Ligonier Ministries, “Get a Basic Overview of the Bible” [Conseguir una Visión General de la Biblia]. Cuando pastor y teólogo R.C. Sproul habla en conferencias y le pregunta a su audiencia cuantos habían leído la Biblia de principio al fin, menos de 50% dijo que sí.

Sproul cree que necesitamos un mapa para ayudarnos con las partes más difíciles y extranjeras de la Biblia. Él sugiere que empecemos con una visión general de la Biblia. Identificó los libros de la Biblia que nos ayudarán a entender la cadena de eventos de la Biblia como fundamento de nuestro entendimiento. Con algunas alteraciones, tengo la lista puesta abajo para ayudarte a leer la Biblia para mejor entender el panorama de sus eventos:

Historia Divina
Génesis (Creación, la caído, y los patriarcas de la nación judía)
Éxodo (Liberación de Israel y su formación en nación)
Josué (Conquista de la Tierra Prometida)
Jueces (Transición de federación tribal a monarquía)
1 Samuel (Empiezos de la monarquía de Israel)
2 Samuel (Reino de David)
1 Reyes (Rey Samuel y el reino divido)
Amos y Oseas (profetas durante la división del reino)
2 Reyes (Caída de Israel y exilio)
Jeremías (profeta durante la caída de Jerusalén)
Esdras (Regreso del exilio)
Nehemías (Restauración de Jerusalén, capital de Israel)
Lucas (Nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesús)
Hechos (Formación y difusión de la iglesia)

La Vida Cristiana y Cómo Vivirla
Salmos, y Proverbios (Poesía y sabiduría)
Efesios (Introducción a las enseñanzas de Pablo)
1 Corintios (Acerca de la vida en la iglesia)
Santiago (Fe práctica)
1 Timoteo (Instrucciones para los líderes de la iglesia)
Hebreos (Cristo y cómo relaciona al Antiguo Testamento)
Romanos (Teología de Pablo)

Al leer estas partes te darás un mejor entendimiento del esqueleto de la Biblia y te prepararás para leer todos los libros.

jueves, 11 de abril de 2013

La Búsqueda de la Felicidad


Todos nosotros queremos tener significancia en nuestras vidas. El principio fundamental de los derechos individuales en los Estados Unidos es que cada persona tiene derecho a “la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad” como dice la Declaración de Independencia de mi país. ¿Qué es la búsqueda de la felicidad si no es el querer tener una vida de significancia?

Es importante recordar que el derecho es meramente el de buscar. Nadie tiene el derecho de encontrar la felicidad, y hay pocos en nuestra sociedad que encuentran verdadera significancia. Unos la buscan a través de la fama, entrenándose para ser deportistas profesionales, postulándose para un cargo político o estudiando para ser experto en una esfera de las ciencias. La mayoría de nosotros no tenemos ambiciones tan grandes, pero nuestra búsqueda de la felicidad es tan intenso y continúo como la de la gente más famosa.

El problema de la “búsqueda de la felicidad” es que casi siempre empezamos con un enfoque en nosotros mismos. Después de todo es mi vida la que necesita tener significancia. Es mi felicidad la que busco. Y si busco la felicidad para los demás, es porque estoy buscando mi propia felicidad en hacerlo. Si alguien nos dice que estamos equivocados cuando fijamos la mirada en nosotros, sabemos citar las palabras de Jesús para justificarnos: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10, RVC). Sería mejor si nos enfocáramos en otro dicho de Jesús:
Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado (Juan 17:3).
En realidad, la búsqueda de la felicidad realmente es la búsqueda de conocerle a Dios. Como Agustino dijo, “Tú nos mueves a deleitarnos en adorarte porque tú nos has formado para ti y nuestros corazones se inquietan hasta que encuentren reposo en ti”.

Si nuestra búsqueda de la felicidad, de la significancia, se enfoca en nosotros, ultimadamente no las encontraremos. Nosotros, al contrario, debemos de buscar conocerle a Dios en espíritu (personalmente) y en verdad (conforme a la revelación que nos es dada en la Biblia). Que todos podamos decir junto con el salmista:
A mi corazón le pides buscar tu rostro,y yo, Señor, tu rostro busco (Salmo 27:8)

jueves, 4 de abril de 2013

Carne Contra Espíritu: Los Productos de Una Vida


En Gálatas 5:16-26 Pablo contraste las actitudes y acciones de los que buscan satisfacer “los deseos de la carne” (v16) con las de los que viven “según el Espíritu.” En este pasaje de la Escritura Pablo da un mandato a creyentes y describe una verdad acerca de creyentes.

El mandato es “Vivan según el Espíritu.” Si nosotros somos cristianos debemos de vivir conforme a la fe que profesamos. Esto significa buscar satisfacer los deseos de Dios y no los de nuestra naturaleza pecaminosa. Todos sabemos que esto es bien difícil y requiere lo negativo de quitarnos las actitudes y acciones malas que hospedamos y lo positivo de ponernos las actitudes y acciones buenas de Jesús (cf. Efesios 4:22-24).

La verdad es que los que son creyentes sí cumplen el mandato. Dice en el versículo 24, “Y los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (RVC). El término gramático para “han crucificado” es “pretérito pluscuamperfecto” y describe una acción que fue cumplido en el pasado pero que tiene afectos presentes. Si hemos crucificado la carne (la naturaleza pecaminosa), nosotros sí viviremos “según el Espíritu”. Esto no quiere decir que no podemos pecar, pero sí quiere decir que no viviremos según esa vieja naturaleza.

¿Cómo podemos ver si estamos viviendo según el Espíritu o según la carne? Considera los versículos más populares de este pasaje: “Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley” (v22-23). El fruto, el producto de una vida que se vive “según el Espíritu” es amor (para Dios y para los demás), gozo (en Dios, en nuestra salvación, en el pueblo de Dios), paz (entre Dios y nosotros, en nuestro ser, entre nosotros y otras personas), paciencia (en aflicción, para con los demás), benignidad (hacia otras personas), bondad (en nuestras acciones y hacia otras personas), fe (en Dios y sus promesas), mansedumbre (en nuestras relaciones personales, en nuestro ser), templanza (moderación y dominio propio). Ha de notar que la palabra “fruto” es singular. No es que podemos excusar una falta de uno o dos de estas características, sino que debemos de producir todas conforme a nuestra manera de vivir “según el Espíritu”.

martes, 2 de abril de 2013

El Pastor que No Predica la Palabra: Que Confiemos en la Biblia


Hace tiempo escuché un sermón acerca del matrimonio. El pastor tenía muchas buenas cosas para decir, pero hizo algo, o mejor dicho, no hizo algo, y eso me molestó: no predicaba la Biblia. No es que predicaba algo en contra de la Biblia, sino que él predicaba sin dar referencia a la Biblia en ningún instante. No lo podía creer. ¿Cómo puede alguien predicar sin hablar de la Biblia? Ni siquiera contó una historia de la Biblia. Todo lo que dijo (y mucho de lo que dijo fue bueno) venía de él.

Hay un problema con esto porque si este hombre se creía tan calificado para ponerse en el lugar central del culto cristiano en lugar de la palabra de Dios, este hombre era bien egoísta o tonto, pero de cualquier lado él blasfemaba al confiar más en sus propios esfuerzos que en el poder de la palabra de Dios y su Espíritu Santo.

Dice en Hebreos 4:12 que “La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que las espadas de dos filos, pues penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (RVC). Lamentablemente hay muchas personas en la iglesia de hoy, incluso los pastores, que no creen que la palabra de Dios sea “viva y eficaz” para persuadir a la gente y tocarles emocionalmente para hacer un cambio en sus actitudes y acciones.

Como creyentes, nosotros debemos de escuchar a predicadores que buscan explicar lo que la Biblia dice y no a los que buscan mostrar tan inteligentes y experimentados ellos son. Si escuchas a alguien predicar y puedes decir frecuentemente “¿Qué tiene esto que ver con la Biblia?” o “¿Qué tiene esto que ver con el pasaje en que estamos?” debes considerar buscar otra iglesia que sea más fiel a la palabra de Dios.

Si eres pastor, tú tienes la responsabilidad de someterte ante el Dios de quien es la palabra que te atreves a explicar a la iglesia que también pertenece a él (cf. Santiago 3:1; Hechos 20:28). Nosotros, los que somos predicadores, tenemos que serle fiel a Dios para anunciar su palabra y no cualquier cosa que nos entre en la mente. “La palabra de Dios es viva y eficaz”. Lo que es mío no puede ser tan provechoso como lo que es de él.