Cada vez que leo acerca de la vida del Rey David, me pregunto por qué su vida no se ha trasladado a la gran pantalla o una serie de televisión. Hay bastantes intrigas políticas, mala conducta sexual, y violencia desenfrenado para satisfacer las curiosidades malsanas de los mismos clientes de HBO que vean Game of Thrones [Juego de Tronos]. (No veo el programa, pero mis compañeros del trabajo sí.)
Aunque el árbol genealógico de Saúl estaba bien entretejido con los oficios gubernamentales de su reino, el de David era así aún más. Su sobrino, Joab, encabezaba el ejército. Los hermanos de Joab formaban parte de los Valientes de David, un grupo de soldados élites. Otro sobrino, Jonadab, planificó con Amnón, hijo de David, la violación de Tamar, la hija de David. Otro sobrino, Amasa, encabezó las fuerzas militares de Absalón, hijo de David, en golpe de estado. Cuando David le ofreció el puesto de Joab, Joab mató a Amasa. No es difícil llegar a la conclusión de que David no le podía castigar por su ser pariente de él.
Betsabé, quien entra en la historia al adulterar con David, era hija de uno de los Valientes de David y nieta de Ajitofel, uno de los consejeros más confiados de David. Ajitofel apoyó a Absalón, pero se suicidó cuando se dio cuenta de que la rebelión iba a fallar.
Escándalo e intrigas. Un recordatorio del gran alcance de los efectos de nuestros pecados.
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