En mi última entrada expliqué que Dios tiene su ira reservada para la humanidad pecaminosa, pero ama tanto a nosotros que envió a Jesús para reconciliarnos con Él. Esto confirma el propósito de Dios para glorificarse en su creación y experimentar comunión verdadero con nosotros.
La mayoría de mi entrada enfocó en Romanos 5:10. Justo hoy encontré un artículo de uno de mis predicadores favoritos acerca de Romanos 5:9-11. Les invito a leerlo.
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