Aunque después de tanto tiempo ya debieran ser maestros, todavía es necesario que se les vuelva a enseñar lo más elemental de las palabras de Dios. Esto es tan así que lo que necesitan es leche, y no alimento sólido. Pero todos los que se alimentan de leche son inexpertos en la palabra de justicia, porque son como niños. El alimento sólido es para los que ya han alcanzado la madurez, para los que pueden discernir entre el bien y el mal, y han ejercitado su capacidad de tomar decisiones.
Por lo tanto, dejemos a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, y avancemos hacia la perfección. No volvamos a cuestiones básicas, tales como el arrepentirnos de las acciones que nos llevan a la muerte, o la fe en Dios, o las enseñanzas acerca del bautismo, o la imposición de manos, o la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Todo esto lo haremos, si Dios nos lo permite.
Este pasaje puede parecer una crítica de algunos creyentes hoy en día. Aunque no sabemos a cuánto tiempo el autor refiere, debemos considerar cuánto hemos crecido en la fe nosotros mismos, y como líderes, cuánto han crecido los miembros de nuestra iglesia, desde que creímos el evangelio.
El autor de Hebreos dice, “Aunque después de tanto tiempo ya debieran ser maestros, todavía es necesario que se les vuelva a enseñar lo más elemental de las palabras de Dios.” Esto debe de ser la meta de cada creyente en la iglesia—no tanto de ser reconocido como maestro en la iglesia, sino de crecer en nuestro entendimiento de la palabra de Dios hasta que se puede decir que podemos enseñarla a otras personas. Se puede decir que debemos buscar una maestría en la palabra de Dios. Pero los recipientes de esta carta (o sermón), no habían llegado ni a la mitad de su viaje:
[Lo] que necesitan es leche, y no alimento sólido. Pero todos los que se alimentan de leche son inexpertos en la palabra de justicia, porque son como niños. El alimento sólido es para los que ya han alcanzado la madurez, para los que pueden discernir entre el bien y el mal, y han ejercitado su capacidad de tomar decisiones.
Un bebé no puede soportar comida sólida. Pero aún yo estoy muy asombrado de cuán rápidamente mi hija empezó a comer fideos, queso y fruta. Los nuevos creyentes son como bebés en la fe. Ellos son “inexpertos en la palabra de justicia” y así no saben mucho de cómo debemos vivir ni de cómo la justicia y la misericordia de Dios funcionan para su bien. Pero los que han aprendido de la palabra de Dios y han sido dominado por ella “pueden discernir entre el bien y el mal” porque “han ejercitado su capacidad de tomar decisiones.”
Conozco a mucha gente que tiene aprensiones en cuanto a la doctrina. Piensan que la doctrina divide y que es algo de tradicionalistas. Pero la palabra “doctrina” sólo quiere decir “enseñanza,” y el autor de Hebreos piensa diferente que esa gente:
Por lo tanto, dejemos a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, y avancemos hacia la perfección. No volvamos a cuestiones básicas, tales como el arrepentirnos de las acciones que nos llevan a la muerte, o la fe en Dios, o las enseñanzas acerca del bautismo, o la imposición de manos, o la resurrección de los muertos y el juicio eterno.
¿Has querido “perfeccionar” tu fe, o es que prefieres la mediocridad, el status quo? ¿Has pensado que la doctrina nos puede llevar a una mejor relación con Cristo? El destino vale el viaje cuando se trata del estudio de la palabra de Dios. Considérate. Considera a los miembros de tu iglesia. Han aprendido y abrazado “las enseñanzas elementales,” las “cuestiones básicas?” Aquí está una lista de cosas que debemos dominar (o mejor dicho, que deben dominarnos):
el arrepentirnos de las acciones que nos llevan a la muerte
la fe en Dios
las enseñanzas acerca del bautismo
la imposición de manos
la resurrección de los muertos y el juicio eterno
Esta lista no es exhaustiva. Hay más enseñanzas elementales como:
el gran narrativo de la Biblia
la vida de Jesús
la oración
la santa cena
etc.
El autor termina esta sección diciendo, “Todo esto lo haremos, si Dios nos lo permite.” Esto debe de ser nuestra meta también. Hay que estudiar la palabra de Dios, de profundizarnos debajo de la superficie. La doctrina sí nos puede dividir cuando hay gente que niegan o distorsionan las verdades claves de nuestra fe. Pero también nos puede unir en la palabra y la gracia de Dios. Y yo, por mi parte, quiero que mi fe se perfeccione más y más y que mi relación con Dios crezca más y más. ¿Qué quieres tú?
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