Los Salmos son canciones. Es el himnario del pueblo de Israel, y muchas veces olvidamos el contexto musical de esta literatura bíblica. Creo que es notable que Dios no incluyó notas ni partituras en la Biblia, así que no tenemos que conformar con un estilo o instrumento y lo más importante de los Salmos no es la música, sino la letra.
Dicho esto, tampoco debemos olvidar el efecto que tiene la música en las personas. Como dijo un amigo mío, “Me puede levantar, me puede bajar.” Es una forma de expresarnos que no requiere que seguimos las reglas de la gramática. Podemos usar metáforas y figuras que no necesariamente se usa en el hablar normal. Es bien emocional, y no debemos quitar la emoción de los Salmos como se puede hacer fácilmente al pasar por alto el hecho de que es música.
Hace poco prediqué un sermón del Salmo 13. Cuatro veces David le pregunta a Dios, “¿Hasta cuándo?” Estaba en adolorido y en medio de una prueba bien difícil. No podía entender el por qué de su situación y parecía que Dios estaba ausente. Al recordar el contexto musical de este Salmo, se puede ver cómo David se le acercaba a Dios a través de su música, usándola como válvula de escape para sus sentimientos que ultimadamente le llevó a expresar su confianza en la bondad y la fidelidad del Señor. Qué nunca olvidamos del poder de la música para ayudarnos en nuestra relación con Dios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario