lunes, 16 de julio de 2012

Introducción a Santiago 4, parte II


Cipriano de Valera, primer editor de la Biblia que conocemos como la Reina-Valera, incluyó muchas notas en la Biblia que publicó en 1602.


Valera nos da su resumen del capítulo cuatro de la carta de Santiago:
Habiendo mostrado la causa de los pleitos y debates, y la de todos los bienes, exhorta a amar a Dios, y a sujetarse a él y a no murmurar del próximo, y a estar pendientes de la providencia divina.
(Reina-Valera 1602, ligeramente editado y actualizado)
La providencia parece como una de esas palabras que sólo se usa en la iglesia y que no tiene valor fuera de sus puertas. Pero no es así.

Jerry Bridges, autor cristiano, dice en su libro Confiando en Dios Aunque la Vida Duela,
“…la iglesia ha usado históricamente la providencia de Dios para referirse a su constante protección y gobierno sobre toda la creación… La providencia de Dios es su constante cuidado y gobierno absoluto sobre toda su creación para su gloria y el bien de su pueblo. Observe de nuevo, los términos ilimitados: Preocupación constante, gobierno absoluto, toda creación. Nada escapa a su cuidado y control, incluso el virus más pequeño.” (p. 27)
Cuando digo que Dios controla todo, ¡estoy hablando literalmente! Sabiendo esto, es posible que Dios tiene otros planes para nuestras vidas de los nuestros. Tenemos que estar listos para cambios, sean un nuevo empleo o el cáncer, porque Dios es soberano y sus planes superan los nuestros. No sabemos si Dios está al punto de decirnos, “Tu trabajo queda completo, ven a mi presencia.” En sus notas del capítulo cuatro, Valera lo resume así:
“Es menester que nos sujetemos a la voluntad y providencia de Dios.”
Soli Deo Gloria. A Dios sea la gloria.

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