Cipriano de
Valera, primer editor de la Biblia que conocemos como la Reina-Valera, incluyó
muchas notas en la Biblia que publicó en 1602.
Valera nos da su
resumen del capítulo cuatro de la carta de Santiago:
Habiendo mostrado la causa de los pleitos y debates, y la de todos los bienes, exhorta a amar a Dios, y a sujetarse a él y a no murmurar del próximo, y a estar pendientes de la providencia divina.
Jacobo (Santiago)
muestra que la causa de los pleitos y debates no es nada menos que nuestras
propias pasiones. No es que todo lo que anhelamos sea malo, sino que valoramos
nuestros deseos más que a nuestros hermanos ¡y hasta más que a Dios mismo!
A comparación con
nuestros deseos equivocados, “nos desea el Espíritu que él ha hecho habitar en
nosotros.” Dios ofrece “gracia a los humildes.” ¡Cuán grande es el amor de Dios
que trata a nuestro egoísmo con tanta generosidad!
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