18 Por la sangre que derramaron, descargué mi enojo sobre ellos, pues con sus ídolos contaminaron la tierra. 19 Por eso los dispersé por todas las naciones y por todos los países, pues los juzgué como lo merecían sus acciones y su conducta. 20 Cuando llegaron a las naciones a las que fueron llevados, profanaron mi santo nombre, pues de ellos se decía que eran el pueblo del Señor, y que de la tierra del Señor habían salido. 21 Y me ha dolido ver que mi santo nombre ha sido profanado por el pueblo de Israel entre las naciones a las que fueron llevados.
22 Por eso, dile al pueblo de Israel que yo, su Señor y Dios he dicho: “Pueblo de Israel, no lo hago por ustedes, sino por causa de mi santo nombre, el cual ustedes profanaron entre las naciones a las que fueron llevados. 23 Pero yo santificaré la grandeza de mi nombre, el cual ustedes profanaron entre las naciones. Y cuando delante de sus ojos yo sea santificado en medio de ustedes, las naciones sabrán que yo soy el Señor.
Palabra de Dios el Señor.
Dios es el único ser para quién sería injusto no exaltarse. Cuando nosotros como seres humanos nos exaltamos en lugar de Dios, es orgullo, es pecado. Cuando los demonios se exaltan en lugar de Dios, es orgullo, es pecado. Cuando Dios se exalta sobre todo, es como debe ser.
Esto puede ser difícil aceptar. Preferimos pensar que Dios existe para nosotros. Como si Dios nos necesita para expresar su amor, aunque antes del principio del tiempo Dios siempre ha expresado su eterno amor entre el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
Debemos de meditar en versículos como estos en Ezequiel. Quizás nunca adornarán una taza de café en la librería cristiana, pero son parte de la palabra de Dios y merecen nuestra atención.
Recursos adicionales:
“Todas las cosas son de Dios, por Dios, y para Dios. La gloria es toda Suya” por John Piper
“La felicidad de Dios: fundamento del hedonismo cristiano” por John Piper
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