Señor Núñez ha
sido pastor de la Iglesia Bautista Internacional de Santo Domingo, República
Dominicana desde 1998. Su deseo en este libro es mostrar “cómo sanar la iglesia
de hoy para que refleje su propósito original… la gloria de Dios”.
Como cualquier
libro que yo he leído, hay partes con los que estoy de acuerdo, y otras con las
que no. ¡Supongo que si yo hubiera escrito un libro que al leerlo yo pudiera
encontrar algo con que no estoy de acuerdo!
Un pasaje en
particular que me hizo pensar fue este:
“No podemos obviamente generalizar, pero cuando comparamos los cristianos del primer siglo, que estuvieron dispuestos a ir a la hoguera y ante las fieras por no negar a Cristo, con el ‘cristiano’ de hoy que por vergüenza no quiere ir a las aguas del bautismo, con frecuencia la diferencia entre uno y otro es más que falta de conversión”.
¡Palabras bien
duras! Es verdad que muchos de los primeros cristianos pasaron por
dificultades, persecuciones, y hasta la muerte por su fe. También había gente
que sólo querían llevar el nombre ‘cristiano’ cuando les parecía de provecho
personal. Así que su estimación de los primeros cristianos es un poco exagerado.
Pero hay que pensar en lo que dice acerca del bautismo. Hay muchos hoy en día
que no quieren ser bautizados por temor o creencia equivocada.
Desde tiempos
antiguos había gente que creía que el pecar después
de ser bautizado fue peor que pecar antes
de ser bautizado. Por eso el Emperador Constantino, que se convirtió en
cristiano, no fue bautizado hasta que estaba en su lecho de muerte. El problema
con esto es que la Biblia nunca dice esto. El bautismo es una práctica
simbólica del evangelio en que el cristiano anuncia su deseo de ser reconocido
como parte de la iglesia de Dios por identificar con la muerte, el
enterramiento (sumersión) y resurrección (subir del agua) de Cristo. Es un acto
de obediencia. Así que el que siempre quiere posponer su bautismo hasta que
esté viviendo en armonía con los mandamientos de Dios está haciendo lo opuesto
de su deseo—está viviendo en desobediencia por no bautizarse.
Es lo mismo para
los que rehúsan ser bautizados por temor de la gente. Es posible que su familia
lo rechazara por bautizarse. Pero Cristo dijo en Mateo 10:32-33, “A cualquiera
que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi
Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los
hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos”. Así
que el autor de Una Iglesia Conforme al
Corazón de Dios es muy perceptivo cuando dice que “con frecuencia la
diferencia entre uno y otro es más que falta de conversión”.
Como creyentes el ser bautizado es asunto de obediencia. No debemos de posponer la obediencia cuando Dios nos muestra claramente lo que debemos de hacer.